Friedrich Hölderlin es acaso el mayor poeta alemán de todos los tiempos. Su existencia fue muy difícil y gran parte de su obra quedó incompleta, tanto por las circunstancias externas como por la misión espiritual e intelectual que se impuso, pero casi cada página, casi cada línea alcanza una inspiración desconocida en el mundo moderno. En Hölderlinturm (la torre de Hölderlin en Tübingen) vivió bajo tutela legal de 1807 a 1843, y allí escribió toda la poesía reunida en Poesía última. Allí surge Scardanelli, lo que la vuelve un lugar míticamente cargado por la autosustracción progresiva del poeta de su entorno y por el nacimiento de su nuevo lenguaje.
«Cuando Hölderlin encuentra su propio entusiasmo, el ritmo fluye de su boca como aliento de fuego; la pesadez de la sintaxis se transforma en giros llenos de arte; brillantes inversiones son el contrapunto a una fluidez mágica: su etérea canción, transparente como el ala membranosa y cristalina de un insecto, deja ver a través de ella el azul infinito, todo sonoridad».
Stefan Zweig