En la cima de su carrera y después de años de negativas, Julio Cortázar acepta dar un curso universitario de dos meses en los Estados Unidos. Las clases —más que conferencias magistrales, una serie de charlas sobre literatura— tratan aspectos del cuento fantástico; la musicalidad, el humor, el erotismo y lo lúdico en la literatura; la imaginación y el realismo, la literatura social y las trampas del lenguaje. Las clases llegan a su punto máximo de interés cuando Cortázar se refiere a su evolución de escritor y analiza su obra: cómo nacieron los cronopios y cuentos insuperables como La noche boca arriba o Continuidad de los parques; el sentido de Rayuela y su proceso de escritura; el desafío de Libro de Manuel.
Quien lea la fiel transcripción de trece horas de grabaciones valorará lo mismo que en sus textos: la soltura, la cercanía, la vastedad de lecturas, la honestidad intelectual y la imaginación del escritor. El Cortázar que nos quedaba por conocer, el que ya entra en el aula y sonríe.