Con su habitual maestría, Pavić entrelaza historias de personajes diversos en épocas lejanas, que giran en torno a una gran verdad que se intuye pero nunca se pronuncia. Un escritor enfermo le cuenta a su joven esposa la historia de su peculiar anillo, que cambia de color según el destino del portador para anunciarle si tendrá felicidad, salud o amor. Para ello, hace falta reunir lágrimas del Manantial de la Madre de Dios de Éfeso, ubicado en la actual Turquía, y pronunciar unos mantras milenarios conocidos por muy pocos. En distintos momentos del siglo XVIII, tanto el escritor Zaharija Orfelin en Venecia, como el hieromonje Gavril Venclovi, en Sent Andrea, Hungría, a orillas del Danubio, buscan conocer los secretos del anillo. En ambos casos tienen que enfrentar traiciones, rivales, amores y asesinatos, dignos de una sutil novela policiaca.
En Segundo cuerpo, Pavić ofreció su último golpe maestro: adelantarse a su propia muerte para darse la oportunidad de compartir con sus lectores una historia sobre el segundo cuerpo, el espiritual, o sobre aquello que pueda suceder una vez que se abandona este mundo, como finalmente sucedió con él poco después de terminar la que sería su última gran novela.