Hacia 1930 un editor alemán le pide a un autor de ensayos políticos que escriba una novela de amor para compensar las pobres ventas de sus anteriores libros. El escritor —casualmente llamado Tucholsky— accede a los deseos de su editor y escribe una novela. En ella cuenta la historia de dos amantes, Kurt y Lydia, que veranean en un lugar tranquilo e idílico de Suecia, el castillo de Gripsholm. Pero las apariencias engañan, como descubrirán cuando una niña acuda a ellos para que la ayuden a huir del internado donde es sometida, junto al resto de sus compañeras, a una disciplina aterradora. El destino de los tres personajes se entrelazará en esta parábola en que las descripciones de la naturaleza y la inocencia adánica son tan exuberantes y líricas como amarga y certera la crítica de la barbarie y la irracionalidad humanas. Publicada por primera vez en 1931 y censurada por los nazis, El castillo de Gripsholm es un auténtico clásico de la literatura alemana.
«Un clásico alemán, una hermosa, inquietante, modélica fábula literaria. Exquisita».
Robert Saladrigas, La Vanguardia
«De escritura exquisita, pura orfebrería dialectal en la que se combina lo culto y lo coloquial, la estética, la ética y las actitudes sociales de un tiempo que caminaba hacia su dolorosa derrota, El castillo de Gripsholm es una pequeña maravilla».
Óscar Brox, Detour
«Tiene algo de idilio o paréntesis, de escapada de una realidad más asfixiante. Un elemento ligero y burlón recorre toda la obra, amablemente irreverente y bastante autobiográfica».
Daniel Gascón, Ahora